Editorial en la edición española de El País sobre la actual situación política en Brasil generó respuesta de la embajada brasileña.
El 14 de agosto la edición española de El País publicó un editorial dedicado a Brasil, titulado Choque institucional en Brasil – Es necesaria la máxima firmeza ante el pulso constante de Bolsonaro contra la democracia. Días antes, el ejecutivo del país había sufrido una importante derrota en la Câmara dos Deputados, en la votación que pretendía volver con el voto impreso. El texto destaca también la maniobra militar – la Operação Formosa, cuyo trayecto por primera vez cruzó el centro de la capital con blindados y tanques. También destaca la precampaña del pseudopresidente, sus ataques al judiciario y evoca firmeza a las instituciones; “en la defensa de la separación de poderes y deben, incluidas las Fuerzas Armadas, mostrar un rechazo claro y contundente a los constantes intentos del presidente”.
Un editorial duro, quizás sí. Sin embargo relevante y la verdad en total consonancia con lo que en ese momento ocurre al sur del Ecuador. Pues, cuatro días después la embajada de Brasil publica en su Facebook una carta dirigida a la directora del periódico, María José Bueno Márquez. Firmada por el embajador de Brasil en España Pompeu Andreucci Neto, empieza declarando perplejidad y asombro ante dicho editorial. Y enumera en sus nueve párrafos contestando a El País, muchos de los cuales a mí sí me proporcionaron perplejidad y asombro.

Luego de cara, dice que el jefe del ejecutivo no está en precampaña y tampoco ataca instituciones – sino que las respecta, acata decisiones y colabora con judiciario y legislativo. Bien, la propia Câmara ya había tumbado el tema del voto impreso, que solo fue al pleno por iniciativa del presidente Arthur Lira, su aliado. Y tras su rechazo, volvió a decir que sin tal “seguridad” las generales de 22 no es fiable. Quizás no esté ahora específicamente en precampaña, sino desde que fue electo – al menos portase como tal. Los actos en la capital, manifestaciones contra el judiciario y motociatas, hitos de la democracia.
Contra el Supremo Tribunal Federal, la hemeroteca es igualmente amplia. Él y su pandilla seguidamente recurren a frases especulando una posible “ruptura institucional”. La más reciente un día antes de la carta de la embajada, cuando el ministro del Gabinete de Segurança Institucional (por acaso, un militar) declaró que una intervención de las FFAA “puede ocurrir”. El que despacha desde el Planalto por su vez, quiere intervenir en la suprema corte: fue al Senado intentar impeachment del ministro Alexandre de Moraes y habla en hacer lo mismo con Luís Roberto Barroso. Eso después que sus aliados lo cobraron por la prisión, ordenada por Moraes, del diputado Roberto Jefferson – una figura que, al mirar sus fotos de redes sociales más parece salido de Los Payasos de la Tele. Cómico, no fuera trágico. Ahora, entro con otro proceso en el STF para que el propio Supremo no le pueda investigar por el proceso de las noticias falsas.
El apartado numero tres pregunta por que cercenar el debate sobre urnas electrónicas. No me parece que la publicación de El País ponga en juego el debate en si. Lo que ocurre es que el pseudopresidente insiste en decir que las elecciones de 2018 fueron amañadas y que tiene pruebas. Pero hasta hoy nadie las ha visto. Y que a todos los testes a los cuales la urna electrónica pasó nunca hubo señal de fraude. Lo que dice el periódico, y sí eso pasa, es que tal cual su ídolo mor Trump (al lado del torturador Ustra) prepara el tablero para en caso de derrota no aceptarla y no reconocer vitoria a otro candidato. Algo tan sencillo como Guilano da Empoli narra en Los Ingenieros del Caos, libro donde cuenta como de mano a Steve Bannon los grupos reaccionarios van ganando poder al redor de la tierra “plana”.
Al cuatro, relativo a la polarización, no hay mucho que aportar. Sino recordar que la polarización que hay hoy en las democracias contemporáneas viene mano a mano con ideologías neo-fascistas las cuales al fin y al cabo quieren justamente tumbar la democracia. Tema muy bien abordado por Gabriel Rufián en su 15M facha. El planeta hoy asiste incrédulo a la tomada de Kabul; eses tipos no obstante son exactamente iguales a los que tomaron el capitolio estadounidense o los 300 que camparon en Brasília.
La polarización que hay hoy en las democracias contemporáneas viene mano a mano con ideologías neo-fascistas las cuales al fin y al cabo quieren justamente tumbar la democracia.
Añado otro punto que siempre lo tengo en la cabeza: en el fatídico debate electoral de la Cadena Ser, después que Pablo Iglesias abandonó el estudio y los demás quedaron un rato como analizando la situación. Mientras Ángel Gabilondo levantara para marchar, Edmundo Bal le decía “nosotros demócratas no salimos Ángel, nosotros quedamos para debatir y ganarlos en argumentos”. Sí, pero si el con lo cual charlas tiene bajo la mesa una pistola apuntándote, tenemos problemas serios.
Cinco, la perplejidad cede espacio al asombro a la pretensión del periódico en querer enseñar al Brasil como debe gobernarse y a las autoridades brasileñas como deben comportarse, aunque fundándose en premisas falsas. Hm… quien suele gustar premisas falsas es el pseudopresidente y sus hijos, siempre empeñados en difundir fake-news: é só uma gripezinha, isolamento não funciona, só morre velhinho, vacina e vira jacaré. En un país que tiene Paulo Guedes, Ernesto Araújo, Ricardo Salles, Sergio Moro, Abraham Weintraub, Damares Alves, Eduardo Pazuello, Ricardo Vélez Rodríguez, Onyx Lorenzoni, Milton Ribeiro; para quedar solo a ministros o ex, la verdad es que unas clases extras no vendrían mal.
El sexto y el séptimo dicen respecto a la línea de la tasa de paro y la economía en Brasil, según el editorial “con una cifra récord de desempleados y unos inversores asustados por la deriva autoritaria”. El contrapunto sobre el paro (¡no es verdad! escribe en la carta) es que está en la media de los países de industrialización semejante, y que el 2º trimestre del 21 estuvo más bajo que el de España. Para la economía, nota que es el estado español el segundo mayor inversor extranjero, que el año pasado quedó entre los 10 mayores receptores de IED. Subraya igualmente los récords de rentabilidad de las cotizadas en el Ibovespa – como nuestro Ibex 35 – la vacunación en masa y programas de transferencia de renta como Auxílio Brasil.
Hay que matizar. Los numeros pueden “no mentir”, pero pueden muy bien no decir todo. El paro en Brasil sí es récord, no digo yo, dice el Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística. El 14,7% del primero trimestre de ese año es la cifra más alta de la serie histórica. Otro dato relevante es que menos de la mitad de las personas en edad laboral están ocupadas, algo que por primera vez sucedió en junio del año pasado y así sigue. Mientras eso el paro en la península disminuye a velocidad de crucero y adquiere números casi previos a la pandemia. La única categoría que incrementa en trabajadores son los autónomos – una forma delicada de llamar chavales que pasan 15 horas arriba de una bicicleta y no ganan el suficiente para al menos comprar los menús que reparte.
Cuanto la inversión extranjera, paso a paso. El índice Ibovespa de hecho volvió a romper la barrera de los 100 mil puntos, verdad. El agronegocio dedicado a quemar floresta para plantar soya o ganadería para exportación puede estar bien. A la vez, el numero de personas por debajo de la línea de pobreza llegó a 13% de la población. Estamos hablando de familias que intentan sobrevivir con unos 40€ mensuales. El auxílio emergencial votado en 2020, de R$600, fue aprobado por el parlamento en contra lo que planeaba el gobierno, R$200 – eso tras un demora abismal en proponer cualquier medida en ese sentido. La desigualdad, un mal histórico en Brasil, se agrava en los últimos años: en 20 tuvimos el peor nivel de concentración de renta en dos décadas. El 1% más rico detiene casi mitad de toda la riqueza, y el coeficiente Gini alzó un ratio de 89.
La desigualdad, un mal histórico en Brasil, se agrava en los últimos años: en 2020 tuvimos el peor nivel de concentración de renta en dos décadas. El 1% más rico detiene casi mitad de toda la riqueza, y el coeficiente Gini alzó un ratio de 89.
Dentro del G20 Brasil es quien tiene el mayor incremento de inflación en 12 meses – de mayo 20 a mayo 21 una diferencia de 6,2%. En la UE, el numero fue 1,9. En julio la inflación acumulada en 12 meses rozó 9% – más alta desde 16, cuando llegó a 9,32%. La meta oficial es de 5,25%. El valor de la cesta básica en la ciudad de São Paulo saltó, de R$439,20 en enero 18 a 640,51 el julio último. La previsión del FMI puede ser 5,5%, no obstante el tangible es que el acumulado de cuatro trimestres, en el primero de 2021 fue -3,8%.
Corona la conducción de la economía las políticas neo-liberales anacrónicas que solamente allí se insiste en aplicar. Muy bien descrito por Laura Carvalho y Pedro Rossi en el libro Economia pós-pandemia: No Brasil, o ajuste fiscal – pela via do corte de gastos públicos – vem sendo vendido há pelo menos cinco anos (…) O argumento moral aponta que os excessos devem ser remediados com abstinência e sacrifícios, e o remédio tem nome: austeridade. E o país vem se tratando com esse remédio que não tem eficácia comprovada e apresenta efeitos colaterais, como uma cloroquina da economia.
La vacunación va bien finalmente, que bien. Me alegro muchísimo que mi pueblo puedan al fin vacunarse y vislumbrar un horizonte semejante a algo que se pueda decir “normalidad”. Hacer comparativas entre países tan dispares no creo que lleve a ningún lado: basta en decir que España no renegó vacunas, su gobierno siempre incentivó la vacunación al revés de ponerlas en duda (igual con las mascarillas o distanciamiento) y no hizo chanchullos para comprarlas. Quizás acostumbrados a algunos comportamientos de la prensa tupiniquim o sistemáticos ataques a periodistas, la contundencia del editorial tiene razón en no agradar.
La carta termina, en los apartados 8 y 9, con “alerta” a que los editorialistas de El País se informen mejor; que el tiempo de las colonias se acabó y no se dice a un Estado que hacer, a sus FFAA como comportar, a su población de que manera pensar o reaccionar, “bajo pena de volverse ridículos”. De acuerdo. Falta avisar al pseudopresidente que efectivamente no nos haga una colonia. Una colona de Estados Unidos, al cual a todas las vergüenzas se ha sujetado, como la bochornosa escena de prestar continencia a la bandera o de las visas, y siquiera la el puesto en la OCDE logró. Colonia del capital extranjero, con políticas de privatización y total desmonte del patrimonio nacional. Colonia de la desigualdad, de la injusticia, del preconcepto, del odio, de la codicia, de la violencia, del sectarismo obscurentista, de la milicia, del racismo, machismo y homofobia. En suma, colonia de toda la mala racha que ese desgobierno proporciona al Brasil desde 2016.




3 comentários em “El editorial que no moló”